ATLÉTICO SE RECUPERÓ, GANÓ, Y SIGUE SIENDO ESCOLTA

Luego del agónico triunfo del domingo pasado ante Juventud, Atlético llegó hasta Coronel Charlone para jugar su décimo partido del Apertura. Invicto, con la valla menos vencida y la mayor cantidad de goles a favor, los números invitaban a soñar: su rival, Atlético Charlone, de irregular torneo, lo esperó confiado, en la semana la cancha había sido bendecida para alejar a los malos espíritus.

El primer tiempo encontró a la visita desordenada, con delanteros que bajaron demasiado para integrarse al circuito de juego y con volantes que no lograron darle una transición limpia a la pelota. Es que la salida siempre intenta ser clara: se abren los marcadores de punta, se acerca Jesús Díaz y se ofrece, pero a veces la paciencia dura poco. Y cae el Naranja en la tentación del pelotazo para que se arregle otro, no aprovecha la proyección de Julián Sallaber, uno de los que siempre cumple.

El local aprovechó ese tramo para hacer la diferencia, apoyado en un clásico 4-4-2, con el mediocampo que peleó y jugó y con un delantero peligroso, Germán Casco, a los 20 minutos golpeó primero. El 1 a 0 para el Tricolor nació de un córner mal ejecutado por Atlético, que quedó desacomodado atrás, y Casco no perdonó: rápido contragolpe, dos defensores del Naranja no pudieron detener al goleador, que definió abajo y a la derecha de Adrián Azcona.

Siguió la visita sin encontrar el rumbo y se agrandó el local, aprovechó el carril izquierdo con Matías García y el lateral estuvo muy cerca de aumentar la diferencia. A los 23 minutos escaló por su sector en base a velocidad y habilidad pero su remate se fue apenas afuera. Aunque abusó Charlone de las faltas y se replegó demasiado: la más clara de Atlético estuvo en los pies de Roberto Palacio a los 32 minutos cuando su tiro libre salió apenas arriba del travesaño. Sobre el final de la etapa se vio lo mejor del Naranja: se juntaron Raúl Gómez con Sallaber y éste con Sebastián Santos, que buscó la cabeza de Flavio Romero, pero el goleador llegó un par de centímetros tarde a la cita y no pudo cabecear.

Para el complemento Daniel Balmaceda jugó sus fichas: sacó a un lateral, Kevin Inzúa, armó línea de tres en el fondo y salió a la cancha Luis Papay para manejar la creación de juego. Y a los 11 minutos estaba arriba en el marcador: Romero llegó a tiempo dos veces para conectar centros de Alejandro Bottega y Gómez y encarrilar la historia. El goleador resuelve algunas jugadas complicadas de manera tan fácil que desconcierta a propios y extraños: esta vez marcó con la derecha el primero y de cabeza el segundo. 

Allí se vio algo de lo que el DT de Atlético pregona: juego asociado, paciencia para elaborar la jugada, no abusar de lo individual y fabricar los espacios en base a movilidad. Fueron 25 minutos donde Charlone se tiró atrás, no supo cómo salir y se expuso a los ataques de la visita, que falló en el pase final. Santos con una corrida y a pura gambeta lo tuvo pero la pelota salió apenas desviada y Papay buscó con un envío largo a Romero que pegó en el travesaño. El mismo Papay se olvidó de jugar y a los 35 minutos reaccionó ante una entrada fuera de tiempo y se fue expulsado. Estaba impotente el local e imprecisa la visita, hasta que un tiro libre de Gómez encontró la cabeza de Romero, ¿o fue al revés?, y llegó el tercero de Atlético a los 40 minutos. 

Así terminó un partido en el que el Naranja no dejó una gran imagen pero lo ganó porque apareció el goleador en el momento justo. Salvó el invicto y sigue segundo a un punto de Santa Rita,  que ganó el clásico de Piedritas y no se cae. El próximo domingo recibe a Fútbol Club Bunge para seguir en la lucha. Si recupera la memoria y aparece el juego de las primeras fechas todo será posible.