ATLÉTICO DIO VUELTA EL CLÁSICO Y FESTEJÓ EN LA CASA DE SARMIENTO

Ni el más fanático de los hinchas de Atlético soñó con un final así. ¿Cómo? Ganar el clásico de visitante en tiempo de descuento dando vuelta un resultado que fue adverso durante 85 minutos. Y eso fue lo que ocurrió en la cancha del Fortín.

Los gritos de Leonardo González en el final, el primero un golazo de tiro libre, cambiaron un resultado que no admitía discusión. Pero, ¿qué le importó a la gente del Naranja que copó su sector? Disfrutó de esos goles, se trepó al alambrado, gritó bien fuerte y se sacó la angustia cuando menos lo esperaba. 

Los análisis, esos que convierten en técnicos de fútbol a cada uno que vio el partido, quedaron para la semana. A la tardecita, en el club, solo se habló de los goles, de la felicidad de ganar así y del silencio del rival de toda la vida.

Pero los que no estuvieron, los que lo siguieron por radio o por cuentagotas en alguna red social, no alcanzan a mensurar el valor del triunfo.

El partido se jugó como lo quiso el local. Sarmiento salió a presionar, marcó bien a los generadores de juego del Naranja y aprovechó cada pelota parada. En una cancha de dimensiones pequeñas, con el viento a su favor y las faltas que cometió el rival, el Fortín dispuso de varias chances. Pero Adrián Azcona un par de veces, el palo y el travesaño otras, privaron a los dirigidos por Oscar Peracca de abrir rápido el marcador.

En Atlético, Agustín Ferrero se animó a pedirla y a jugar. Es simple el rubio volante, toca de primera, limpia rivales con una gambeta extraña y parece que no le pesan los partidos. 

Cerca del final del primer tiempo, a los 43 minutos, Ariel Hertel terminó en la red una buena jugada y marcó el 1 a 0. Presión sobre la salida, un error del rival y el goleador no perdonó.

Al inicio del complemento, Daniel Balmaceda puso todo en la cancha. Sacó a dos volantes para que ingresaran Raúl Gómez y Leonardo González. Arriesgó más de lo que acostumbra el DT naranja. Trató de que la potencia de uno y la habilidad del otro le dieran el juego que el equipo necesitaba. Ferrero se corrió al derecha, donde no se siente tan cómodo, y ya no fue el mismo.

El correr de los minutos agrandaban la sensación de lo irreversible. Sarmiento siguió en lo suyo y le sumó la habilidad para ganar tiempo en cada falta u ocasión propicia. Atlético no aprovechó un par de situaciones claras y solo dependía de un tiro libre o una jugada individual.

Y fue lo que ocurrió. Lo que se contó en el primer párrafo. Leo González se encargó de meter al ángulo un tiro libre y luego aprovechó el aturdimiento del local para puntear otra pelota y marcar el 2 a 1.

El descuento, de siete minutos, sirvió para que Atlético dispusiera de más ocasiones. Y el pitazo final fue, paradójicamente, el inicio de un festejo que se alargó hasta la madrugada.

Ahora son tres los equipos que mandan en el Clausura. Atlético Ameghino, Atlético Villegas y Sportivo miran a todos desde arriba. El próximo domingo, Atlético recibe al Pulpo de General Villegas. Será un duelo de punteros y se verá si el triunfo en el clásico fue el empujón que necesitaba el Naranja para encauzar definitivamente el rumbo.