El triunfo en la ida y de visitante por 3 a 0 parecía una buena diferencia. El cierre de las semifinales de local y con su gente le auguraba una buena tarde a los de Daniel Balmaceda. Se escuchó en la semana: «estamos 0 a 0», «hay que salir más concentrados que nunca» y «es un partido de 180 minutos».
La formación inicial indicaba cautela en el local, un 4-4-2 obligado por algunas ausencias y por la convicción de no cantar victoria anticipada. Aunque la actuación de siete días atrás invitaba a una sonrisa, faltaban los últimos 90 minutos.
Y todo se hizo trizas en menos de 3 minutos. Sí, en ese tiempo Eclipse ganaba 2 a 0. Dos distracciones, dos goles. Dos errores y los chicos de la visita estaban a tiro de igualar la serie.
Benjamín Fragolini aprovechó un mal pase hacia atrás, se acomodó y sacó un zurdazo al palo para el 1 a 0. Sacó Atlético, la perdió rápido y Maximiliano Cano estampó el segundo cuando encontró una pelota en el área y nadie lo marcó.
Obnubilado, groggy, perdido en la cancha como el boxeador que mira el reloj. Así estaba Atlético, y faltaban 87 minutos. Más el descuento.
No encontraba la pelota el local, y cuando lo hacía la regalaba. Las contras de la visita lastimaban y Adrián Azcona ahogó el tercero en una doble tapada ante Mariano Falcón y Fragolini.
Las corridas de Santiago Foresi por derecha parecían el único arma del Naranja. Solo Leonardo González trató con algo de cariño a una pelota que iba y venía. Más por el aire que a ras del piso. Los volantes salieron a presionar muy arriba un par de veces y el hueco del medio pareció un cráter desde donde surgían los ataques de la Maquinita.
Cerca del final de la etapa, un saque de arco de Matías Gatusso sobró a toda la defensa Naranja y Eclipse estuvo cerca del tercero.
En el complemento, Balmaceda reacomodó el fondo y contó con el viento a favor. Pero antes de los 10 minutos, Eclipse tuvo dos chances clarísimas: Azcona le tapó una a Cano y Maximiliano Rivero culminó una contra con un derechazo pero el travesaño le negó el gol.
Lo dicho, el viento a favor y la pegada de Roberto Palacio parecieron la solución para el local. A los 3, a los 19 y a los 40 minutos, Gatusso evitó el descuento en tres tiros libres. El ingreso de Sebastián Santos, con molestias físicas, trató de darle algo de fútbol al Naranja.
Recién a los 30 minutos pareció cansado Eclipse y Atlético pudo manejar el balón. Y a un minuto del final, apareció González para aprovechar un pase, esquivar a Gatusso y desatar el grito y calmar la angustia de los hinchas.
El global fue 4 a 2 para el Naranja. Un equipo que mostró dos caras bien distintas en siete días.
En 14 días, parate por las elecciones mediante, se viene la final del Octogonal. Primero visita a un Fútbol Club Bunge que resolvió sin sobresaltos su serie ante Círculo Italiano. Gran presente del Tambero que contó con la vuelta de Juan Chávez tras su paso por Ferro Carril Oeste.
Ahí se sabrá para que está el equipo de Balmaceda. Un equipo que parece sufrir de trastorno bipolar. Veremos con cual cara se planta en Bunge.