El periodista Miguel Collado escribió una nota tras ver las condiciones en las que se encontraba La Chacra, el estadio de Independiente de Neuquén, escenario en el que jugó Ferro de General Pico y también deberá hacerlo Belgrano de Santa Rosa. Una interesante reflección de una persona que recorrió muchas canchas, y que aún no entiende cómo fue habilitado el reducto en cuestión.
¿Realmente le importa a alguien la seguridad en los estadios? – Por Miguel Collado.
La verdad que todavía dura mi asombro luego de observar las condiciones que presenta el estadio del club Independiente de Neuquén y que fue habilitado por el Consejo Federal de Fútbol para disputar partidos del tercer torneo en importancia en el fútbol argentino.
Quiero dejar claro desde el principio nomás que no encontramos ninguna traba para desarrollar nuestra tarea periodística y que los pocos colaboradores que se observaron el domingo en “La Chacra”, en todo momento mostraron excelente disposición para con quien esto escribe a pesar de la precariedad de las instalaciones.
Refiriéndonos a ellas, rápidamente pudimos observar que en el vestuario visitante -al que accedimos antes de la llegada de la delegación de Ferro Carril Oeste de General Pico- las paredes laterales no llegan hasta el techo, quedando un espacio descubierto por el que se puede arrojar cualquier tipo de elemento, ni hablar del sector destinado a duchas, propio de un campo de concentración.
Lo del alambrado perimetral del campo de juego es inimaginable, con agujeros por donde pasa una persona sin problemas, sin ningún tipo de amarres o ataduras contra el piso (ni hablar de tapial perimetral) lo que permite levantarlo y acceder al terreno de juego sin inconvenientes aún para personas de físico voluminoso como en mi caso. Esta situación asombró hasta al propio árbitro del partido cuando un balón que había caído afuera del terreno fue retornado al campo de juego por debajo del tejido.
Siguiendo con el cerco perimetral, el mismo no posee las líneas de alambre de púa en la parte superior, por lo que para entrar a la cancha sin agacharse, es cuestión de escalar un par de pasos, “volear la pata” para el otro lado y ya está.
Observando el perímetro exterior del estadio encontramos todo tipo de elementos utilizables como proyectiles, palos, ramas, hierros, basura. Pero lo mas notable es el piso del sector destinado al público compuesto por “piedra bola” suelta, de todos los tamaños y pesos, algo que se transforma en un “paraíso para violentos”.
Quizás con el correr del tiempo, mucho trabajo y gasto de por medio, “La Chacra” se pueda convertir en un bonito estadio, pero por ahora es imposible que esté habilitado para jugar un partido de fútbol, no sólo del Federal A, ni siquiera de una liga menor. Las canchas auxiliares de los clubes de General Pico presentan mejores condiciones que ésta.
Es un estadio donde ni siquiera se podría jugar un partido a puertas cerradas (sin público) ya que la única calle -El Chocón- que comunica con la ciudad en su inicio tiene como limitante el río Neuquén y pasa por entre las fincas lo que la transforma en un lugar perfecto para realizar una emboscada a alguien que vaya o vuelva del lugar.
En definitiva alguien debería cargar con la responsabilidad de haber habilitado ese estadio, explicar los motivos por los que lo hizo pero fundamentalmente, retrotraer la decisión y exigir medidas mínimas de seguridad para que allí se permita una competencia tan importante como el Federal A.
